Todo viaje tiene vida propia y no es una foto ... es una película

La historia comenzó cuando en el grupo al que pertenezco de Facebook una persona publicó: "Soy ciego y me compré una bicicleta Tandem (de 2 personas) y necesito que me ayuden a rodar". Como yo había sido guía de ciegos corriendo a pie, le dije: yo te ayudo. 

Me puse en contacto, nos conocimos personalmente y como vivía cerca del estadio de futbol (Kempes) en Córdoba, Argentina, fuimos a recorrer la pista que tiene alrededor que es utilizada por ciclistas de distintos tipos. (Ruta, MTB). No fue muy difícil pedalear en estas bicis, pero al principio uno tiene sus temores. Sólo fue necesario hacer unos metros y todo comenzó a funcionar.

Publiqué fotos en el grupo (CBABikes) y allí comenzó la magia; Pedí que nos donaran  indumentaria de ciclismo (ya que todos tenemos alguna de más) y apareció todo lo que debía ser: remeras, calzas, cascos y todo lo que se les ocurra, además de guías. 

Hubo grupos de ciclistas que se juntaron y donaron bicicletas Tandem, se organizaron eventos donde estaban incluidas estas bicis y recorridos para ellos. 

Al haber más bicis se fueron sumando otros atletas ciegos. Terminaron armando su propio grupo (con vida propia) que denominaron “Rueda Conmigo Tandem”

Con ellos hicimos un viaje desde Córdoba hasta Buenos Aires (Argentina) 

Después de ésto, con nuestro grupo Cbabikes organizamos dos viajes más con atletas ciegos: 

  • Desde La Quiaca (Jujuy) hasta Buenos Aires (Argentina) (2180km recorridos).
  • Santa Fe Capital hasta Buenos Aires (Argentina).
En estos dos viajes hubo gente de Tucumán, Provincia de Bs.As., La Plata, Capital Federal y Chubut.

Estas dos últimas fueron travesías denominadas “Atre-Verse” y fueron verdaderos atrevidos. Salir de La Quiaca a 3400 msnm con temperaturas extremadamente bajas y recorrer todos esos km durante casi 40 días no fue una tarea fácil, no obstante logramos llegar.

Hubo que poner a prueba todo tipo de exigencias, físicas, mentales, emocionales. Como todo viaje tiene vida propia y no es una foto, es una película. 

Lo que comenzó siendo muy importante que era la travesía en sí misma, paóo a estar en segundo plano cuando llegábamos a los pueblos y ciudades donde convocábamos (a través del municipio) a las personas ciegas, autistas o down, para experimentar andar en bicicleta. Debemos tener en cuenta que conseguir una bici tándem en las ciudades importantes en mucho más fácil que hacerlo en las ciudades y pueblos pequeños.

Salíamos a pedalear a las 8:30 hs de la mañana y al medio día ya estábamos en nuestro lugar de destino. La idea era hacer 50 km por día. Hubo casos en el norte de nuestro país que tuvimos días de mas de 100 km. Por la tarde nos juntábamos en las plazas o íbamos a las escuelas especiales para mostrar nuestras bicis y subir a aquellos que querían hacer la experiencia. Creo que es inexplicable lo enriquecedor que puede ser esta experiencia tanto para las personas con discapacidad como para nosotros los convencionales. 

En otro momento hicimos otra cosa muy importante: subir a las personas convencionales con los ojos vendados para ser guiados por uno de nosotros. Para todos, una experiencia que no será fácil de olvidar.

Creo que habría que hacer un capítulo aparte de todo el amor, solidaridad y afecto que recibimos de parte de la gente de los lugares por donde íbamos pasando. Lo único que se me ocurre para definirlo es AMOR así con mayúscula.

Otra cosa que no puedo dejar de destacar es el “coraje” de parte de las personas ciegas que participaron de estos eventos. Solo imaginarme que sin el sentido de la visión, cambiar de escenario todos los días y por un solo día. A dónde está el baño, a dónde mi cama, a dónde la ducha. Se ganaron todo el respeto y admiración de todos los que los acompañamos.


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